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¿Qué es y para qué sirve el Certificado Energético?


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Aunque los propietarios de viviendas y locales lo consideren un impuesto que se ha inventado para cobrar impuestos, lo cierto es que si no tienes la etiqueta energética a lo hora de vender o alquilar no te lo permitirían. Cuando una persona va a comprar un coche, se fija en el precio, la estética y en el consumo de combustible y además son factores decisivos a la hora de tomar una decisión. Pues lo mismo pasa cuando van a adquirir una propiedad o un local, ya que el consumo de energía supone un gasto sumamente importante en la economía doméstica cada mes y es un dato que te aporta el Certificado de Eficiencia Energética.

Casi la mitad de la energía que gastan las familias españolas está destinada a calentar y refrigerar sus hogares, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Esta situación, que varía dependiendo de la zonas geográficas, se hace ahora más evidente con el certificado de eficiencia energética, documento que califica una vivienda, local o edificio según la calidad de su envolvente y sus instalaciones, lo que, a la postre, se traduce en euros gastados al año en calefacción, refrigeración y agua caliente.

Una vivienda de aproximadamente 70 metros cuadrados con calificación energética E, la más abundante en España, tiene un gasto cercano a los 735 euros al año en calefacción, refrigeración y agua caliente, según el Ecobservatorio, la plataforma on line creada por la compañía Certicalia, encargada de procesar los datos recogidos en los más de 6.000 certificados energéticos realizados en toda España.

Para las viviendas o locales con letra B, el gasto se reduce hasta los 282 euros anuales, mientras que los de la C llegan a 360 euros; a 464 los de la D y a 1.021 los de de la F. Por último, aquellas con calificación G consumen hasta 1.535 euros.

Reparto de consumos

"Del gasto energético total destinado a la climatización de una vivienda, el 69% corresponde a calefacción, el 20% a calentar agua y el 11% a refrigeración", corrobora Inés García, de Certicalia. A tenor de estos porcentajes, un propietario de un inmueble de 70 metros cuadrados y calificación E gasta 506 euros al año en calefacción, 150 euros en agua caliente y 82 euros en refrigeración.

No obstante, el consumo energético de una vivienda es muy diferente según la zona geográfica donde ésta se encuentre, debido a las condiciones climáticas. El Ecobservatorio indica que las comunidades con más consumo de calefacción son Castilla y León y Navarra. En el extremo opuesto se encuentran Andalucía y Canarias, con hogares con un gasto en calefacción por debajo de la media nacional. En cuanto a refrigeración, son Canarias y la Comunidad Valenciana las comunidades que más utilizan el aire acondicionado.

 

La primera consecuencia más visible es, evidentemente, la repercusión económica. La segunda, el aumento de emisiones de CO2 a la atmósfera.

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El RD 235/2013 regula los certificados energéticos y responde a Directivas Europeas que tienen que ver con la eficiencia energética en la edificación. La reducción de las emisiones de CO2 es un objetivo a no tan largo plazo. El compromiso de los Estados miembros para reducir en un 20% las emisiones de CO2 en el año 2020 no queda tan lejos, y los esfuerzos actuales puede que no sean suficiente para alcanzar el objetivo marcado. España va con retraso.

 

Por otro lado, el cambio climático es algo que atañe a todos. Sabemos que los recursos son limitados y el ritmo de vida actual es insostenible. Con actuaciones como la mejora de la eficiencia energética en la edificación estamos contribuyendo a marcar un punto de inflexión en una trayectoria que si no cambia de dirección, seguramente la padecerán generaciones no tan lejanas, incluso nosotros mismos.